FIEBRE
La fiebre producida de los pensamientos más altos
La fiebre producida de los pensamientos más altos
me sitúa en esta orilla con
mi arrastrado péndulo.
La partitura del frío construye su nido, y un malestar de roca
partida
de algo podrido quizá, se
lleva el olor de días tan muertos.
En el aquí, enumero un
patio, una escoba,
y unas manos rehaciendo el
orden de la casa.
Sin la ruta habitual del
aire suelo erguirme, no ser curva en el manantial secreto
ni giro indeciso removiendo
tiras de tela colgada en tendederos.
De tanto camino una piedra
guarda el toque de queda.
Algunos miramos hacia atrás
donde los pasos han marcado su peso.
La orilla es blanda, nobleza
que hace hundir pies y manos
para sacar algo perdido, en
el momento en que el sol
dibuja un tatuaje en la
espalda.
Lo
sabes. Aceptas tus voces como plantas trepadoras
que
hurgan en ti, atroces para reventar el alma.
De niños éramos esfinges
corriendo al regazo de la tarde
ya de noche, perdidos, una
ciudad nos atravesaba la garganta
mole desértica en el ojo,
augurio de un mal morir.
En esta planicie, la hierba
tiene el mismo realce, anuncia lo horizontal
y cubre la arena, levanta tu
voz desbaratada de su boca
Publicado en la antología-agenda Poetas del mundo, Santiago de Chile, 2014 y en la revista Sinfín.
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