viernes, 6 de febrero de 2015

EL BORDO

Víctor Argüelles, Paisaje de un lugar cercano a Xalapa, 1997, grafito s/papel

Mira hacia tu derecha, abajo pidió Hugo deteniendo el auto. Ése es El Bordo. 
    Estaban en la cumbre, al bordo de una barranca. Para Esther la primera impresión fue de irrealidad. Sintió que se le daba algo que no podía expresar o retener en palabras, y que esa imagen, esa brecha súbita y profunda de la tierra, esas pequeñas casas apenas perceptibles al otro extremo de las laderas más próximas casas como puntos o manchas sobre un pasto en todos los tonos del verde matizado por la niebla, no era sino la imagen de algo ilusorio. Un panorama alucinante, sin límites determinados, por el efecto de la neblina que tornaba engañoso lo que un segundo antes era preciso. El color, la distancia, la profundidad, se movían al ritmo de las gasas de niebla. Algo ocurría allí que parecía no ocurrir en el tiempo.

Sergio Galindo, El Bordo, Ed. Grijalbo, México, 1960, pág. 95. 

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