lunes, 27 de julio de 2015

Poema

MAPAMUNDI

A veces los ojos se distraen y se van por vías que nadie sospecha: zonas intensas de sopor y aire extraño; recóndito lugar en que se aísla la mirada para ser devuelta llena de trazos, veladuras, mapas de ojos ciegos.
Ayer encontré varado en la penumbra el cuerpo de un ente dividido, tenía polvo pegado en la sien, el vocablo costurado a la boca le impedía mover las aspas de su lenguaje arcaico, primitivo ente resuelto en la flama, en la levedad de la ceniza efímera.
Quise alojarlo en el poema, en la materia seca del pincel, en la horma que se hace del ojo al resplandor, en el cuenco de días ejecutados en la sombra, sin designio vertido en la moldura de tramas dibujadas.
Cabizbajo me resigné a no eternizar el rostro que se rompía en el espejo, a dejarlo libre en su marcha periférica, a decirle adiós para que se integrara al mapamundi de su caos.

Publicado en la revista Nocturnario, N. 5, abril-mayo de 2014. 

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