lunes, 8 de diciembre de 2014

NI PENA NI MIEDO (Crónica de un Recital Poético por Ayotzinapa)

Participantes en el Recital por Ayotzinapa.

Por Víctor Argüelles

Cuando supe del recital de poesía "Ni pena ni miedo" me interesó el cometido, la urgencia de izar la voz para dar una visión diferente al caso Ayotzinapa. Sin duda debía estar ahí, ser parte del proyecto que, para bien organizaba La Chula Foro Móvil desde las redes sociales, así que me apunté y me propuse escribir un texto que reflejara la dolencia por lo perdido, por esos estudiantes jóvenes que un día el peso de la injusticia los tocó, ese peso del sistema opresor que caracteriza a nuestro país, y que a la fecha ningún dato, ningún informe arroja luz sobre sus paraderos. 
Al poco tiempo el cartel empezó a circular, conseguí un par de ellos y me dediqué a pegarlos principalmente en la UAM, Azcapotzalco. Aunque al principio me pareció acertada la idea, la sensación de impotencia no dejó de corroerme por mucho tiempo, es que, en definitiva pienso que la poesía es una más de las iniciativas que ocupamos para hacer visible un problema social. En estos tiempos se habla mucho de generar conciencia, de sensibilizar, sin embargo todo esto se rehúsa a encontrar lo perdido, y eso es justo lo que rechinga muy en la conciencia de todos, sean escritores o no.
Así, con toda la impotencia a cuestas fui parte del proyecto que desde las 12:00 hrs., conjuntó el trabajo de poetas y algunos narradores en la Glorieta Citlaltépetl-Amsterdam a pocos pasos de Casa Refugio Citlaltépetl el pasado 6 de diciembre. Mi turno llegó aproximadamente a las 12:20, fui el segundo en leer posterior a Raquel Huerta-Nava. Al inicio leí un fragmento a manera de epígrafe de Víctor Manuel Mendiola que venía bien para un día soleado y tranquilo: "Esta mañana, hay demasiado sol para los muertos", y así fue, porque esa mañana-tarde era de un sol que llegaba como la palabra, puntual y sin reservas. Posterior a mi lectura siguieron Carlos Atzin, Luis Bugarini, Jonathan Minila, Jocelyn Pantoja, hasta tocar turno a María Rivera, Enzia Verduchi, Miguel Santos, Javier Raya y tantos más que fueron leyendo, hasta finalmente quedar con Antonio Calera-Grobet escritor anfitrión y convocante que cerró el evento con el poema "Ayotzinapa" de David Huerta (asymptotejournal.com) En total fuimos 60 escritores coincidiendo en una jornada ejemplar de poesía con el propósito común de compartir y prestar la voz a quienes se suman a miles en este México de desaparecidos ¿Qué puede hacer un poeta frente al dolor del próximo? sólo reclamar, exigir justicia, aunque la justicia esté ciega en nuestro territorio y sea palabra olvidada como tantas más que circulan en la conciencia colectiva.


Los momentos más emotivos estuvieron enmarcados en la acción final de cada lectura, pues el escritor en turno arrojaba una flor en la fuente como un buen gesto de solidaridad; debo decir que esta acción pasó de largo por mí, ya que que la cubeta llena de flores no estaba a la mano cuando terminé de leer, no obstante, las flores para los muertos, para los desparecidos siempre estuvieron presentes, y fueron multiplicándose poco a poco, hasta dejar una alfombra sobre la transparencia apacible del agua. Ya luego las fotografías y un par de entrevistas para algunos medios que se acercaron para conocer las opiniones personales en torno al evento. 
En cada lectura los transeúntes se acercaban, algunos tímidos preguntando qué ocurría en el lugar, otros llamados por la voz de la poesía, que en instantes pasó de lo suave a lo áspero, clamor y coraje reunidos, incluso el cuestionamiento hacia nuestra clases gobernantes, demanda a fin de cuentas por tanta injusticia.
Con las ganas acentuadas en este proyecto nos conducimos sin problema alguno, unos desde temprano como yo, otros hasta muy tarde. Los que aparecimos frente al micrófono hicimos de la poesía un noble propósito, un gesto de lealtad sin interés alguno, a sabiendas que la poesía es lo único que tenemos. 

Duele pensar que ni la poesía ni nada puedan lograr que todos los muertos o desaparecidos se reintegren con nosotros. Duele ver que a veces ni todas las acciones juntas logren interesar al próximo, pues había transeúntes que se pasaban de largo, interesados en otras cuestiones, en sus paseos, en las correas de sus perros. Todos eso sí duele, pero duele más el silencio y la inactividad, la apatía y la soberbia de quienes pueden hacer mucho, y simplemente se quedan en la idea. Algo habría qué hacer, y eso es justo lo que hicimos todos desde la hora de la cita acordada en el cartel. 
El aire libre dio un aspecto suelto a la poesía. Y así como empezamos, concluimos, puntualmente con el sabor a café, a manzana y paciencia en el paladar, en horas en que sí es posible ayunar. Finalmente a quién importa si el estómago traiga aire como único bocado, si lo que importa en verdad es colaborar de buena fe en aras de hacer algo por aquél que lo necesita.

Las siguientes imágenes pertenecen a esos momentos inolvidables de la lectura de poesía por Ayotzinapa NI PENA NI MIEDO:

 

 

 

 

 




El poema leído se titula "Emblema vacío" y fue basado en la ilustración que el artista plástico Demián Flores realizó para el cartel de promoción del evento. La traducción al inglés del poema corre a cargo de John Z. Komurki y Cristina Fernández para el proyecto Poets For Ayotzinapa y se encuentra en: http://mexicocitylit.com/

Todas las participaciones en vídeo se encuentran en: Por Ayotzinapa - Hostería La Bota

Fotografía: Víctor Argüelles (De arriba hacia abajo, der a izq.)
Carlos Atzin, Luis Bugarini, Jonathan Minila, César Vega Cortés, Brenda de Gres, Lauri García Dueñas, Carlos Martínez Rentería, Gerardo Grande, Fatima López, Eduardo de Gortari, Mónica Nepote, Jocelyn Pantoja, Genaro Ruíz de Chávez, Miguel Santos, Javier Raya, Antonio Calera-Grobet.

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