Días amarrados a otros días
He visto recorrer el polvo en jirones
formando la densidad que vela
los contornos.
Un día cubre a otro día,
le tiende colchas blancas
donde se escribirá el sudor de lo cotidiano,
anochecidos los soles
son en la l e j a n í a
el agua bebediza se diluye al infinito
lo poco de mi sed es el calzo de la entera sed.
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Ni detenerse el viento puede
atrás le sigue ….-------….-------…. la prisa
las nubes c a r g a d a s de vapor
ya quieren alcanzarle
es hora de bajar las cortinas de la lluvia,
de tachar con rojos los días en el almanaque
paraísoartificial
para los pies descalzos del poema.
***
No detengo el humo
el aroma recién colado
quiere al paladar para hacerse al cauce del intestino
los pocos hijos que se quedan, despojos higos de café
dejan una delgada película de
tedio
en estos días amarrados:
lunes a martes,
martes a miércoles,
miércoles a jueves
y así en lo sucesivo, cadena de acciones ordinarias,
plantas dispuestas a crecer con la aproximación
devoradora de otra planta.
****
Intuyo mis días vacíos, la piedra echada al charco
deja su eco en el reflejo, el cuerpo que camina solo,
desprende sombras vagas, errabundas
el cuerpo anochece de sus días
negros.
Agonizo temprano
y como ayer el desfile de carros
insinúa la prisa, compite con la lentitud de las hormigas
que arrastran su hoja verde sobre el tronco del almendro,
otra lluvia se aproxima.
Insistiré en la suspensión del vuelo
y ponerme al margen
de otra tempestad.
Días por venir
Las aristas del sol lamen los últimos rastros del día
con su capa cubre el racimo de los árboles,
quienes han cedido pertenecer a los dedos de temblor del viento.
Detrás de la partícula
se esconde el nombre de los astros.
El cielo al abrirse me regala una jícara de agua,
tomo la constelación azul celeste.
Desmembrando a los días, doy volumen al futuro,
viene del cielo con un misterio de color, que ha de servirme
para delinear la forma secreta de las cosas.
Mi presentimiento en la horqueta de un árbol se atora,
la prisa convierte
a una serpiente en viento prolongado.
Los días son juncos crecidos en medio de charcos;
la humedad hace de ellos, balanzas inclinándose al porvenir.
Las edades y los ciclos
Voy sellando lento las edades y los ciclos.
El torbellino, de la memoria espejo disminuye su rapidez,
se acompasa por efecto de un tiempo secundario,
consecuente.
De recuerdos, tu imagen de agua
bebe tranquilo un recuerdo último de gota amarga.
Ya no surges, la mariposa de los dedos convertida
sólo en vértebra de alas.
Ha sido conveniente el aire nuevo, sin la tormenta del trópico
que sacudió a la palmera de la orilla.
Lentamente se apaga la vela que eternizada, engañaba al tiempo.
Tengo espacios nuevos. Mis contornos - limítrofes han crecido.
Doy asilo a los países desgastados.
Una colcha blanca cubre.
Una almohada estimula blandos pensamientos;
sueños que giran a 120 grados de la vida horizontal:
compañías que ayudan,
en el trance
a develar los signos.
(Del libro inédito Días por venir y otros poemas)