viernes, 28 de noviembre de 2014

UN POEMA POR CIUDAD JUÁREZ (Lectura del 5 de septiembre de 2014)

(Foto: Del blog eileentruax.wordpress.com)



BARRUNTO DE CENIZAS

Descarrilado estuvo el aire
donde debieron flotar esperanzas
No polvo de huesos ni cenizas
ni barruntos, arenales de desiertos

Alguien dejó caer su mirada,
y la luz trenzó en el aire oraciones fúnebres

Alguien dejó escapar gritos,
y desnudó la materia
de lo inerte, en blanco silencio

Alguien más selló el ciclo de su vaho
en la estampida de insectos
adheridos a la sangre
cuando le fue cercenada de golpe la molécula
                                     que invadía el cauce

Una más enfiló pisadas en busca de salvarse
y su quejido volcó muros,
herrumbre del tapiz desierto

Y aquélla, sin más ojos
que los del miedo dibujándola,
accidentó su trayectoria de pies perdidos,
y quedó a disposición de garras al acecho,
prolongaciones cobardes
                               discerniéndola, 
haciendo de la estirpe
depósito de astillas
de su efigie muerta

Hoy es memoria el hueco donde caben
los reclamos

Recuerdos que alguna vez fueron
entidades coronadas de flores
Apellidos que dieron sustancia a rostros ajados,
a nombres mancillados y funestos

Hoy es memoria, trazo de luz desierta

Desierta hora
en el fango se levanta
-es la voz-
el eco que rasgó cielos
en penumbras
en la región apartada del silencio
en el baldío petrificado
de pisadas

Hoy es luto, sequía de una garganta
que no alcanzó
a germinar vocablos

Entera voz expulsando amparo
         donde nadie había
         donde sólo sombras
ordenaban el anonimato de la noche

Eterna voz me contiene por cada voz
en intemperies desérticas,
acumuladas en el cuenco de preguntas obligadas:
¿Quiénes fueron? ¿Por qué lo hicieron?

Si me preguntaran, la voz se partiría por dentro
y respondería a tientas a pesar del quebranto
que el cuerpo violentado ha sido el mío,
junto a tantos que yacen
                         en almanaques de omisiones

Si me preguntaran, la voz se partiría por dentro
respondería
que la piel raída apenas se levanta

Descuartizada, visita el refugio de las sanaciones

Grieta en la penumbra, reluce de interiores ardidos
brazas de las mil almas, 
                 destellan, 
                               destellan

Lóbregas cantan, 
y en sanación
destilan, el humo que por tanto tiempo permaneció cautivo.



Poema leído en el IV° Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez en Ecatepec celebrado el 5 de septiembre de 2014 en el Centro Regional de Cultura Ecatepec "José María Morelos y Pavón", en San Cristóbal, Ecatepec, Estado de México.

viernes, 21 de noviembre de 2014

UN POEMA POR CIUDAD JUÁREZ (Lectura del 28 de septiembre de 2013)

Foto: Del blog azuldemar.blogspot.com de Pedro Javier (España)



AMULETOS PARA UNA CIUDAD-DESIERTO

Vi una tempestad atravesada por lamentos,
flores endurecidas en su propia belleza y,
en los desvanes, augurios sobre excremento de palomas.
ANTONIO GAMONEDA


Es de todas partes el percance que dibuja el rostro.
Es de aquí el gesto y la seña
de una muerte colectiva.                                       

Cruenta saña con la que corrompen
un signo de paz
escaso signo de los días
en que se ve polvo pegado a la sangre.

Es de todas partes lo ocurrido: brazos rotos, vértebras rotas,
el abdomen perforado
donde salieron las últimas mariposas a liberar en el aire sus colores.

Porque fueron mujeres congregadas
en el punto negro de una ciudad-desierto.
Ciudad sitiada en el ojo.
Ciudad flanqueada
por bayonetas que dividen
el norte del sur,
como si el sur y norte no fueran polos de una misma ideología,
como si el credo que llevamos dentro no trascendiera la frontera,
de vivir
medio vivir
en un paraje de creencias
que atisban
en cristales rotos la esperanza.

Creencia de mujer, hombre, niño.
Parias en que nos hemos convertido.

Niña o mujer, la mariposa fracturó su ruta,
se dispersó contrariamente a los céfiros celestes
¿Quiénes lloraron la partida?
el padre, la madre, los hijos,
los hijos
de los hijos,
los que anduvieron solos por los predios invadidos de salitre,
los parientes brazos de un río que ahora es sangre,
lágrima petrificada, lava que transporta a miles en un barco llamado: Dolor,
Ciudad Juárez, La Paz, San Fernando, Atenco.

Porque es de aquí,
es de allá,
de todas partes ese mal que gobierna al hombre
con su talante dividido
de raza primigenia
de casta primigenia.

El ser que mata y aniquila
el ser atónito ante otro ser
cuando le es arrebatada la vida,
el aire todo,
los músculos,
la visión de golpe.

El ser que yace
con su violencia
a cuestas;
que ostenta el nombre
de una raza oscura,
de asesinos.

Los que llevan en vez de ojos
la oquedad de una pistola
encañonando a un inocente.

Los escasos de razón.
Los que desde ahí nos observan.
Los huecos de razón.
Los de sangre congelada.
Los desconocidos.
Los que no llevan rostro.
Los enmascarados.
Los protegidos.
Los asesinos.

Quiero envolver mis restos en tu bandera
patria de ojos tuertos
porque soy cuerpo que reclama
que se yergue desde el bosque del silencio
desde el corazón de concreto
de la plancha calcinada.

Para levantar el grito,
partido ya desde que el oído escuchó
el estallido de una bala
el crujir de un hueso en medio de la noche
de la mujer que dejaron en la esquina,
y que ahora, sus parientes
llevan flores.

La mujer sin carta de identificación, porque ella
viajaba sola y había olvidado su carnet, su IFE, su última carta,
su despedida.

Porque fue, última exhalación
y anduvo perdida y rota
como voz destejida de tiempos remotos.

Voces de mujeres,
mujeres.

Las mujeres todas.

Poema leído en el 3er Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez en Ecatepec celebrado el 28 de septiembre de 2013 en el Centro Comunitario Ecatepec Casa de Morelos, Ecatepec, Estado de México.